¡Los higos en realidad son flores! ¿Lo sabías? Pero esa no es la única sorpresa que nos da este fruto delicioso, dulce, aromático, carnoso… los higos esconden un secreto que pocos conocen: en su interior se aloja un insecto. Los higos no son frutas sino flores invertidas. Las higueras no florecen como los manzanos o los perales. Sus flores eclosionan en el interior del receptáculo en forma de pera que da nombre a lo que nosotros comemos. Una flor de higo produce un solo fruto que contiene un solo grano y una cáscara crujiente. Cada higo está constituido de múltiples semillitas que, a su vez, son un fruto. Pero si creíste que con esta novedad los higos te daban una sorpresa, prepárate porque tienen otra mucho más difícil de creer.
Para que las flores de la higuera eclosionen de manera interna, dependen de un proceso específico para la polinización, ya que no pueden depender del viento o de las abejas para expandir el polen. Es ahí cuando interviene la avispa de la higuera. El higo no puede sobrevivir sin ella y la ayuda es recíproca, porque dentro del higo la avispa deposita sus larvas. A esto se lo llama, mutualismo. La avispa hembra deposita sus huevos en un higo macho, cuya forma facilita la recepción de las larvas de las avispas, pero sus alas y sus antenas se rompen cuando penetra dentro de la fruta, lo que le impedirá volver a salir.
Sólo la avispa viva será lo suficientemente pequeña para liberarse. Los machos nacen sin alas porque su única función es la de reproducir con las hembras, que técnicamente son sus hermanas, y de perforar un túnel para salir del higo. Son las hembras las que salen y se llevan con ellas el polen. Si una avispa entra por error en un higo hembra, que son los que comemos, no tiene lugar para reproducirse y no podrá volver a salir porque sus alas y sus antenas se habrán desprendido. La avispa muere en el interior, lo que desgraciadamente es necesario para que aporte el polen y que dará “nacimiento” al fruto que tanto nos gusta.
De modo que cuando comemos un higo, probablemente también estemos comiendo una avispa. Pero a no preocuparse, el higo utiliza una enzima que contiene llamada ficina, que la degrada y la transforma en proteínas. Técnicamente, cuando comemos un higo, también estamos comiendo una avispa o al menos lo que queda de ella. Es por esta razón por la cual muchos veganos prefieren no comer higos.
Pero veamos también otros 10 aspectos importantes de los higos.
1) Los higos actúan como laxantes suaves, debido a que aportan fibras (entre un 2 y un 3%). Sobre todo fibras insolubles, localizadas en gran parte en los pequeños granos que se encuentran en su interior.
2) Aporta vitaminas del grupo B. Particularmente vitamina B2.
3) Es una fruta que te ayuda a recuperar minerales. Aporta potasio, calcio, fósforo y magnesio.
4) Cuanto más intenso sea su color, más rica es esta fruta en pigmentos antociánicos, que tienen la particularidad de proteger los vasos sanguíneos.
5) Los higos secos son una fuente de energía. Una fruta interesante para los deportistas por su bajo índice glucémico.
6) Aportan aproximadamente 67 calorías por cada 100 g. Esto representa aproximadamente un total de dos higos.
7) Los higos se constituyen principalmente de agua (casi 76%). Ideales para hidratar el organismo.
8) Los higos contienen polifenoles; sustancias que poseen propiedades antioxidantes que permiten combatir los efectos negativos del exceso de radicales libres.
9) Un estudio realizado sobre pacientes diabéticos insulinodependientes, demostró que el consumo de infusiones de hojas de higo durante el desayuno, favorece la disminución de la glucemia postprandial y de la cantidad media de insulina utilizada. Esto podría contribuir a mejorar los controles de la glucemia postprandial en pacientes diabéticos insulinodependientes.
10) ¿Por qué no cultivarlo en casa para aprovechar todos sus beneficios? La higuera ama el sol, pero necesita protección del frío. Se adapta a distintos tipos de suelos siempre y cuando estén bien drenados.